De pequeño me flipaban las pelis de Bud Spencer y Terence Hill. Sí, ya sé que son una mierda, pero cuando el malo entraba en el
saloon empezaba frotarme las manos como si fuera yo el que me iba a poner a repartir... y cuando empezaba la fiesta, me descojonaba del surtido de leches que aquél gordo y su compi el guaperas dedicaban al tendido. En realidad, me hacía tanta gracia el exageradísimo efecto de sonido como la propias castañas. Algo así me pasa con el anuncio de Bancaja. Reconozco que me hace gracia ver a esta vieja gloria casi olvidada fuera de contexto, ridiculizando las bofetazas que le dieron la fama. Y reconozco que todas esas bofetadas con efecto "mascletá" ayudan a que el spot me caiga simpático. Además, el personaje no es gratuito, nadie mejor que Bud para protagonizar unos cuantos gags de "cabreo simpático".
Creo que después de las niñas bailarinas que hacen esperar, Bancaja confirma con el bueno de Bud Spencer una línea de comunicación fresca, alegre, positiva, con un humor fácil pero bien trabajado, como elemento de enganche frente al más de lo mismo del Santander, BBVA, y lo que sigue. No entro en Obra Social, eso es otro tema, otro tratamiento, otro post. Me refiero a productos financieros, banca del día a día, ahí es dónde Bancaja ha encontrado su código para codearse con megapresupuestos en comunicación que se dispersan en múltiples estéticas, lenguajes y recursos que a veces una megamarca no consigue aunar.
Y hasta aquí puedo escribir. Próximamente, volveremos a las andadas con la nueva temporada de SOY EL TÍTULO. Qué pasará entonces con este blog? No lo sé, los comentarios dirán si debe seguir. Hasta otra.